Sabía que lo estaba jodiendo todo por un capricho de niña chica, pero sin embargo ella jugó a ser mayor.
Te acobardas de tus actos sin querer ver los errores, te pierdes entre la multitud para que nadie te reconozca y sacas tu cobardía flaca para engañar a quien no puedes.
Perdiste tu orgullo en un pub de media noche y agarraste el alcohol para olvidar todo en una partida que comenzaste desde que bajaste de aquel tren que te llevó al túnel de la locura.
Supiste de tus fallos, pero esa noche no te importó nada. Con un bostezo ahogado acallaste todos los mugidos de tu estómago que te pedía que dejaras de ingerir aquel líquido vicioso llamado absenta. Seguiste tu juego de andaduras en aquel viejo callejón donde sonaba siempre aquella dichosa música que hacía perder los esquemas.
Tu corazón te llamaba. Te hacía tic, tac... pero no le escuchaste, preferiste matar cada sonido que entorpecía tu particular delirio y seguir como si la vida no importarse. Es más, ¿para qué escuchar al corazón ahora si ya una vez le hiciste caso y acabaste perdiendo y llorando?. No merecía la pena.
Aguantaste todas tus ganas de salir corriendo en un sólo trago, aquel sorbo supo a fuego en la garganta, a melancolía amarga, y sobre todo a ilusiones engañadas. Las cadenas no se han arrancado aún, pero ella agarró su lujuria y la tiró por el precipicio que había dos calles más allá del callejón oscuro.
¡Basta! Se oyó en un murmuro estrepitoso. Él me perdió pero yo no me perderé a mi misma. Fin del desvario.
Karen volvió a caminar, y esta vez no por las calles muertas que le acompañaban en su escapada por el laberinto boraz. Ella sonrió por tener los ojos abiertos y el corazón aún sin quemar.
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¿Lo recuperé?
¿Fue un fallo suyo?
¿Quizás mio?
¿Es verdad que se dio cuenta de que me falló en el momento más inoportuno?
¿Cómo recuperar lo que un día me abandonó?
A quien seguro que no recuperaré es a él. Eso lo tengo asumido.
Quizás me merezca todo esto.
Quizás el nunca más me volverá a querer como antes y tenga que seguir sufriendo.
Quizás.
.
.
.
“Y cuando ya en el infierno no pueda más, allí estaras escondido para atraparme una vez más.”
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“Pasaron seis meses y me dijiste adiós,
un placer coincidir en esta vida.
Ahí me quedé, en una mano el corazón,
y en otra excusas que ni tú entendías.”
...
Unala tiene ganas de quedarse en casa y no ver a nadie :)
pero en cambio se tiene que ir arreglando porque le espera una larga noche.
Os quiere ^^ gracias por estar.